Bowie ya no está.
El viernes el animalito ya no aguantó más y, sedado y tranquilo, se fue mientras dormía. El jueves lo ingresamos porque el pinzamiento lumbar fue a peor, después de casi tres semanas de tratamiento e inyecciones. El miércoles ya no podía mover las patas traseras, así que el traumatólogo nos dijo que había que hacerle un TAC para ver bien el pinzamiento y operarlo para quitarle la presión del nervio. Y la prueba se la hicieron, pero la mañana que iban a darnos los resultados… se fue.
De alguna manera supongo que nos hizo un favor porque luego supimos que era inoperable. Aquello había avanzado muy rápido, le estaba presionando la médula y afectando al sistema nervioso, así que sólo nos quedaba una opción… Y con lo que estaba sufriendo que, o estaba medicado o chillando, esa última opción no era buena.
Se ha ido muy pronto. Seis añitos. Mi cabeza entiende que hemos hecho todo lo posible y que lo que le ha pasado no tenía solución. Siempre fue nervioso, asustadizo, reactivo. A veces parecía que se había tomado un café y andaba por casa mirando para arriba como si se le fuese a caer el techo encima. Quizás tenía alguna patología nerviosa de la que nunca supimos y eso nos ha llevado también hasta aquí tan deprisa.
También sé que ha disfrutado su tiempo, que ha sido feliz. Lo mismo te tenía dos horas de paseo y acababas en la playa que le daba la vuelta al barrio y se volvía para casa. Le encantaba el agua, la playa, el campo, la lluvia, los viajes en coche… Era muy borde, gruñía siempre y te mordía, pero cuando quería se te arrimaba como un gatito para rascarle el lomo. Era muy listo o, como decía el adiestrador, era demasiado listo. Sabía pedirte salir a la calle cuando era su hora, muchas veces se te sentaba delante, te mirada fijamente y te movía la boca, haciendo ruidos, como queriendo hablar, haciéndose entender.
Yo también lo entiendo, todo esto lo sé. Pero a mi corazón le va a costar ver que ya no está en casa, que no me lo voy a encontrar en alguno de sus rincones, queriendo meterse bajo la mata o subir a mi cama los días de viento, ni a escucharlo ladrar sin parar hasta tener que levantarme y pelearme con él para conseguir que se calle, deje de correr por el balcón como si tuviera 1 kilómetro de terraza y entre.
No sé qué pasará la semana que viene, si el próximo domingo estaré aquí, si volveré a escribir, porque ahora mismo no sé si quiero quedarme a solas con mi cabeza más tiempo de la cuenta… pero tampoco quería simplemente desaparecer.
Gracias
Hace tiempo perdí también a mi fiel amigo animal... Ojalá que sea llevadero este difícil momento, te entiendo perfectamente. Tienes mi apoyo para lo que necesites ❤️.
Se echa tanto de menos a los peluditos cuando se van... Seguro que fue muy feliz contigo. Un abrazo gigante ❤️